Leonardo Mastromauro, padre de Attilio, pone en marcha una planta rudimentaria de producción de pasta, al aire libre, con troncos de madera que actúan como brazos motores y un burro que proporciona la energía. La masa se producía paso a paso, siguiendo un patrón rítmico, como una danza, y Attilio, a los 6 años, ya aportaba su contribución.

A los 7 años y medio, lleno de emociones y esperanzas, el pequeño Attilio se embarcó en el “Guglielmo Pierce” para descubrir el nuevo mundo. Deseo de actuar y sentirse arquitectos del futuro. Estados Unidos es un país inmenso, y Attilio asume plenamente este sentimiento de responsabilidad que le acompañará en el futuro.

1932. «Volved a casa» escribe Leonardo al resto de la familia. Anticipa el viaje de vuelta y el ingenio le sostiene. El arte de fabricar pasta en el sur de Italia es ahora una realidad y la familia Mastromauro vuelve a poner en marcha una planta de producción a la vanguardia cuyo ejemplo de cientificidad está en su fase final, el secado, al que el joven Attilio introduce cambios sustanciales para mejorar la cantidad y la calidad, con el objeto de valorizar el oro del Tavoliere La pasta es popular, hay una gran demanda y en 1936 llega el motor de combustión interna para producir de forma autónoma la electricidad y acelerar aún más el proceso.

Lo más importante en Italia es «renacer» después del gran conflicto y la familia Mastromauro no se deja coger desprevenida. La fábrica de pastas se traslada, se amplía y pone en marcha las primeras instalaciones de producción mecanizada.  Se produce mucha pasta, todos los días, desde la mañana hasta la noche, y la atención al detalle es el factor más importante.

El dolor de Attilio por la pérdida de su padre Leonardo es aliviado por la alegría de su matrimonio con Chiara y el nacimiento de sus hijas Marina y Daniela.

La cercanía de «sus» mujeres será un pilar de su acción.

La renovación de las instalaciones

En 1970 se renovaron las instalaciones de producción. Se construyó una nueva nave, dos veces más grande que la de la antigua fábrica, y se crearon nuevas líneas, como la de pasta en nidos de sémola y la pasta al huevo. En 1972 se añade una nueva línea de producción de pasta corta. Durante aquellos años la fábrica se equipa con una moderna planta que acelera el proceso de envasado en cajas de cartón.

A principios de los años setenta, Granoro comenzó con sus primeras campañas publicitarias. El propio Attilio Mastromauro se encarga de la imagen de la fábrica, además de supervisar personalmente la producción y controlar meticulosamente la calidad. Muy pronto la producción alcanza los 700 quintales, desde los 50 quintales diarios del principio.

Un sentimiento femenino envuelve la historia de Granoro. No sólo Chiara, el pilar, sino también Marina y Daniela Mastromauro, después de la graduación, se unen a la empresa. Este rasgo femenino es perceptible en la atención a los detalles y la visión del mundo que se necesita para conseguir el impulso adecuado.

En 1984 se desmantelaron los antiguos equipos y los diversos formatos y se instalaron dos nuevas líneas, que todavía están en funcionamiento.

Años de duro trabajo y grandes satisfacciones. Los premios se suceden: Market Espresso, Pratica, Corriere della Sera y otros medios de comunicación reconocen la marca como garantía de alta calidad.

“…la mejor de todas. Tiempo de cocción perfecto, consistencia ideal, excelente adhesividad, sabor exquisito, buena porosidad y el color justo…” – Pratica, Feb. 1993

La programación de la empresa se basa en normas precisas, lo que da lugar a certificaciones de calidad ISO, EMAS, IFS, BRC, etc. Al mismo tiempo crece la atención hacia la Dieta Mediterránea como ejemplo de salubridad y plenitud, e Italia y su pasta se convierten en su emblema en el mundo.

En 1992, las instalaciones de producción de pasta corta se renovaron con el uso de tecnología de vanguardia para la época. “Al poner en marcha la nueva planta de producción”, recuerda el propio Attilio Mastromauro en una entrevista, “me encontré con que la pasta era un poco oscura después del secado y no de color amarillo paja, tal y como se estipulaba en el contrato de suministro. […] Aconsejé al propietario, que era ingeniero mecánico, y a sus cuatro ingenieros, que hicieran algunas mejoras: los resultados fueron excelentes porque la pasta volvió a tener un color brillante”.

La “cultura de la alimentación sana” ha sido siempre la base de los principios y valores éticos más profundos de la Fábrica de Pastas Granoro. Los esfuerzos de la empresa en la investigación de nuevas tecnologías de producción nunca han perdido de vista el principio clave de toda la producción de la empresa: ofrecer a los consumidores productos de calidad para una alimentación saludable.

La pasta Granoro, envasada en la fábrica de Corato, pasa del calor de la maquinaria a las cajas listas para explorar el mundo: en estos años han aumentado exponencialmente los envíos regulares a Brasil, Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, China, así como a toda Europa, a Alemania, Inglaterra y Rusia, pero también la más pequeña aldea de Francia. Un ciclo continuo que irradia desde Puglia, un río de cajas que desfilan por las naves hora tras hora, paso a paso.

A principios de los años 2000, las líneas de Granoro se enriquecieron aún más: llegaron las salsas preparadas, sencillas, con aceitunas, a la arrabbiata, setas porcini (boletus edulis)… Una forma rápida, práctica y sabrosa de enriquecer la pasta, creada a partir de tomates y verduras cultivados en Italia y procesados en fresco a las pocas horas de su recogida para garantizar una calidad y un sabor intensos.

Nace el Aceite de Oliva Virgen Extra Bio Granoro, obtenido de olivas de variedad “Coratina” cultivo típico del interior de nuestra Corato, del cual toma su nombre. Frutos recogidos a mano, molidos con molinos de piedra y aceite extracto en frío.

Ese mismo año se lanzó la línea Specialità di Attilio, dedicada al fundador de la fábrica de pasta, una línea de alta calidad, con formatos de pasta con trefilado áspero, producidos con sémola de trigo duro de calidad superior con un 14,50% de proteínas, que abrió las puertas de la alta restauración a Granoro.

Comienza la producción de nuestras legumbres, seleccionadas por el sabor, la uniformidad del color, de las dimensiones y de la maduración. Cocidos al natural y mínimamente salados, con un contenido de sal inferior al 1%.

Siguiendo el enfoque de la atención a la salud y a las dietas sanas, como también la colaboración con los institutos de investigación, se creó en 2010 la línea Cuore Mio Bio, producida mezclando materias primas cultivadas en Italia 100% procedentes de la agricultura ecológica, sémola de trigo duro de calidad con harina de un cultivo particular de cebada, con un alto contenido en betaglucano, una fibra soluble que ayuda a reducir los niveles de colesterol en sangre.

El interés por la buena alimentación se confirma con la creación de la pasta integral BIO, sólo trigo italiano, descascarillado a la piedra, molido entero con germen de trigo.

Por su constante investigación en innovación de productos y procesos, en mayo de 2014 Attilio Mastromauro recibió el Sello de Oro de la Universidad de Bari, que lleva precisamente el nombre de Moro.

Los resultados de la investigación iniciada en 2012, financiada por Granoro y llevada a cabo por el Instituto de Ciencias de la Vida de la Scuola Superiore (Escuela Superior) Sant’Anna de Pisa con el objetivo de investigar a fondo las propiedades funcionales de la pasta enriquecida con los Betaglucanos de cebada, fueron presentados en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología en Barcelona y posteriormente en la revista científica ‘Journal of Cellular and Molecular Medicine’. La ingesta de Betaglucanos puede ayudar a las personas a “reparar” el corazón. ¡Cuore Mio Bio es saludable y crece!

Es un famoso proverbio italiano, y nosotros lo sabemos bien. En 2016 ampliamos nuestra gama de productos de harina para incluir la harina de tipo “1” y una mezcla multicereal con masa madre natural.

En presencia de la Senadora Maria Fida Moro, hija del Primer Ministro Aldo Moro, que inauguró el Pastificio el 21 de enero de 2017, ¡Granoro cumplió sus 50 años!

Un hito, sin duda prestigioso, pero no una conclusión.

Primera fábrica de pastas en Italia en la producción de Pasta Bio (Ecológica) en 1998 y la primera en elegir envases reciclables de PAPEL en 2018.